En 2000 llevaba seis años trabajando en el departamento de Marketing de Levis Strauss cuando, principalmente, mi tío Joan y mi tía Montse me «sedujeron» para que me animara a ser «actor protagonista» del proyecto familiar con el objetivo de internacionalizar la compañía y conseguir replicar nuestro modelo basado en el servicio de alquiler de encofrados. Aquel proyecto lo bautizamos como el «Plan 10-10-10». Estar presentes en 10 países, ser la décima empresa del sector y hacerlo en 10 años. Ha sido un emocionante viaje compartido con un equipo excepcional.

De hecho, una de las claves del éxito fue rodearse de personas con sana ambición, pasión e ilusión para generar un entorno de confianza donde crecer como personas y desarrollar su talento. Otra clave fue saber combinar la parte teórica de los estudios de mercado sectoriales con las prospecciones in situ en las ciudades donde pensábamos instalarnos, mediante conversaciones de calidad con nuestros clientes. Esta capacidad de escucha activa y una actitud flexible nos han permitido adaptarnos a las diferentes realidades que nos íbamos encontrando. Pusimos mucho énfasis en el back office para conseguir un crecimiento sólido, consistente y escalable. Sin embargo, he de decir que lo que realmente ha hecho diferenciarnos es nuestro firme y consciente compromiso a largo plazo, muy propio de las empresas familiares que gozamos de la ventaja de pensar, sobre todo, en el futuro y en el legado.

Hoy, en el año 2024, con mucho orgullo, podemos decir que hemos conseguido con creces el objetivo marcado y con un resultado que podríamos considerar más que satisfactorio. Estamos presentes en 15 países y el 75% de nuestra facturación proviene de fuera del mercado español. Nos sentimos muy felices de habernos convertido en una «multinacional de bolsillo» —como nos gusta definirnos— y de ofrecer nuestra capacidad de innovación, de ingeniería y de logística combinada con soluciones locales y un trato muy adaptado a la cultura de los clientes y del país donde estemos. Lo que nos hace especial ilusión es que, país a país y mercado a mercado, somos capaces de competir cara a cara con los big plaQєrs. Los clientes nos reconocen y nos valoran, muy especialmente, por nuestra forma de ser, lo que llamamos la «Alsina soul»: una forma muy particular de entender las relaciones profesionales basadas en la humildad, la mutua confianza, la transparencia y el máximo respeto.

Por otro lado, es una inmensa alegría y enorme satisfacción poder aportar nuestro granito de arena para que más de 1.000 personas pueden trabajar, desarrollarse y crecer personal y profesionalmente. En nuestros trabajadores destacan sus inquietudes y su actitud inconformista y de mejora continua. Como acostumbro a decir: «Lo mejor está por llegar».

Como cierre solo me queda mostrar mi gratitud a la familia accionista propietaria por su enorme paciencia y por creer desde el inicio en este sueño compartido. También quiero agradecer a los colaboradores su gran entusiasmo, ilusión y firme compromiso, muy especialmente en los momentos más complicados. Por supuesto, mi agradecimiento especial a nuestros clientes, nuestra verdadera razón de ser. Gracias por su inestimable apoyo y por conseguir que cada día queramos hacer las cosas mejor para mantener su reconocimiento y respeto.